lunes, 30 de diciembre de 2019

Sed misericordiosos como nuestro padre celestial


Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso (Lucas 6: 36).

 

Reflexión: Muy buenos días para todos nuestros queridos amigos que nos acompañan en otro hermoso día. El corazón del señor Jesucristo está lleno de misericordia perdonadora, Él se aflige con las angustias de sus hijos, con sus acciones nos da ejemplo para que nosotros también seamos compasivos, bondadosos con todas las personas que día a día están a nuestro alrededor, pues el mundo conoce que Jesucristo es un testimonio viviente del amor de Dios y si cada uno de nosotros practicamos las obras de Cristo estamos revelando a Dios ante el mundo, por ello debemos cuidar nuestro testimonio y ser lumbreras para el mundo siguiendo los pasos de Jesús. El inmenso amor y misericordia de Dios es perpetua y desea que todos sus hijos nos beneficiemos de sus grandes provisiones, que Él mismo preparó para todos nosotros. Si tenemos una fe bien cimentada, sus órdenes serán fáciles para nosotros, toda la intención de Dios en este versículo es motivarnos a que nuestro corazón esté en una sola dirección hacia el amor. Pues si tenemos amor somos misericordiosos aún con nuestros enemigos, pues qué fácil es amar a quienes nos aman, y cuán difícil es amar a quienes no nos corresponden, o aquellos que nos insultan, o a los que hablan mal de nosotros, hoy la palabra de Dios es muy clara cuando nos dice ´´sed misericordiosos”, pues Él lo es en todo momento con nosotros, aunque nos alejemos de su presencia. Para poder seguir el ejemplo de Jesús debemos orar a Dios para que nos ayude a transformar nuestro corazón y poder ser misericordiosos, a no juzgar, a no condenar, a perdonar y para que el Espíritu Santo llene de amor nuestro corazón para ser un verdadero hijo de Dios. Digamos, “Señor, hazme crecer en la misericordia y ser un auténtico testimonio del amor”. Que el perfecto amor de Dios esté con todos nosotros hoy y siempre. Dios te Bendiga.